viernes, 23 de octubre de 2015

Cuando las estadísticas fallan

“Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros perseguirán a diez mil. Y vuestros enemigos caerán a filo de espada ante vosotros.” 
Levítico 26:8

Cuando los espías enviados por Moisés a reconocer la tierra prometida volvieron, el 83.66 % de ellos, expusieron las pocas probabilidades que tenían para someter a esa tierra de gigantes y de poderosos ejércitos. Únicamente el 16.34 % de los espías pensaba que era posible conquistar aquellas tierras.[1] ¿Te imaginas si Moisés hubiera considerado estos datos para tomar la decisión de volver a Egipto?
El día que Jonatán y su paje de armas irrumpieron en una guarnición filistea, se enfrentaron con al menos 20 soldados enemigos.[2] Sus posibilidades matemáticas de éxito eran pocas. Pero si consideramos el caso de Samgar que combatió a 600 soldados filisteos[3] o a Sansón que enfrentó a 1,000 guerreros filisteos[4], las probabilidades eran mucho menores. Cada uno de ellos levantó sus manos en señal de victoria por el poder que Dios les confirió.
Al presentarse David ante el rey Saúl para solicitar la aprobación de éste para el enfrentamiento con el gigante, encontró cierta resistencia de parte del rey.[5]
Goliat tenía 40 días de concentración; David había llegado de viaje hacía a penas unas horas. El gigante había sido guerrero desde su mocedad; el pastorcillo nunca había estado en un campo de batalla. La vestidura militar del filisteo no se comparaba en nada al atuendo de un cuidador de ovejas. Goliat tenía un equipo de seguridad bien entrenado; a David le dieron la espalda sus propios hermanos. Qué decir de la fortaleza física del gigantón, su estatura y las numerosas batallas de las que había salido airoso, en contraste con la diminuta figura del jovenzuelo.
Saúl no podía aprobar un enfrentamiento tan desigual. Pero la confianza de David en el Capitán de los escuadrones de Israel, convencieron al monarca.
Jesús mismo hizo frente a las leyes matemáticas cuando alimentó a 5,000 hombres, sin contar mujeres y niños, con tan solo 5 panes y 2 pececillos.[6] Ese mismo Jesús invita a su pueblo a probarlo cuando hace un llamado a la fidelidad sobre los diezmos a través del profeta Malaquías: “probadme en esto —dice el Eterno Todopoderoso—, a ver si no os abro las ventanas del cielo, y vacío sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”[7]
¿Qué piensas hacer?
Por Galdino Enríquez Antonio



[1] Números 13:3 – 14:9
[2] 1 Samuel 14:6-14
[3] Jueces 3:31
[4] Jueces 14:15-16
[5] 1 Samuel 17:32-33
[6] Mateo 14:13-21
[7] Malaquías 3:10

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