viernes, 9 de octubre de 2015

Solo pretextos

Después oí la voz del Señor, que dijo: "¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?" Entonces respondí: "Aquí estoy, envíame a mí". Isaías 6:8

Cuando Gedeón recibió la visita del Ángel del Señor para ser notificado de que liberaría a los israelitas de sus enemigos, advirtió que no tenía con qué salvar al pueblo de las manos de los madianitas[1], puesto que era parte de una familia pequeña y débil[2], y además él era el más joven de dicha familia. El Señor no le aceptó el argumento.
            Cuando se le indicó a Jeremías su nueva responsabilidad como profeta, éste manifestó: “¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová!  He aquí, no sé hablar, porque soy niño.”[3] Esta no fue una respuesta que el Señor aprobara. Isaías se confesó inmundo de labios[4] y Saúl argumentó pertenecer a una tribu poco numerosa y de una familia pequeña.[5] Jonás, antes de proferir palabra alguna, prefirió huir.[6]
            Moisés, el gran legislador, intentó con más de una excusa evitar el llamado divino. Primero expuso: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”[7] Luego probó con el siguiente argumento: “He aquí que ellos no me creerán (los hijos de Israel), ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.”[8]  Pero el Señor no abandonó su propósito y continuó insistiendo hasta que se encontró con el siguiente pretexto de Moisés: “¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.”[9]
            Por último, Moisés le propuso a Dios: "Por favor, Señor, envía a otro".[10] La historia sagrada refiere que Dios se enojó con Moisés[11] y le negó cualquier opción de evadir el cometido que estaba poniendo en sus manos. Moisés no tuvo otra opción que ir y liberar al pueblo hebreo de la esclavitud.
            No sé cual es el pretexto que te haga quedar mejor, pero una cosa si sé, que entre menos pretextos tengas, mayores serán las bendiciones de Dios para ti. Así que la próxima vez que recibas una invitación a colaborar en alguna de las diferentes tareas en la predicación del evangelio, puedas contestar con la ayuda divina como lo hizo el profeta Samuel cuando era niño: "Habla, que tu siervo oye".[12] O como lo hizo el profeta Isaías en su juventud: “Heme aquí, envíame a mí”.[13]
Por Galdino Enríquez Antonio

Leer “Dios llama a los niños a servirle”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/dios-llama-los-ninos-servirle.html





[1] Jueces 6:15
[2] Cometario de Jueces 6:15. Comentario Bíblico ASD t. II. Consultado en la Biblioteca Electrónica: Fundamentos de Esperanza. APIA.
[3] Jeremías 1:6
[4] Isaías 6:5
[5] 1º Samuel 9:21
[6] Jonás 1:3
[7] Éxodo 3:11
[8] Éxodo 4:1
[9] Éxodo 4:10
[10] Éxodo 4:13
[11] Éxodo 4:14
[12] 1º de Samuel 3:10
[13] Isaías 6:8

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