Después oí
la voz del Señor, que dijo: "¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra
parte?" Entonces respondí: "Aquí estoy, envíame a mí". Isaías
6:8
Cuando Gedeón recibió la visita del Ángel del
Señor para ser notificado de que liberaría a los israelitas de sus enemigos,
advirtió que no tenía con qué salvar al pueblo de las manos de los madianitas[1],
puesto que era parte de una familia pequeña y débil[2], y
además él era el más joven de dicha familia. El Señor no le aceptó el
argumento.
Cuando se le indicó a Jeremías su
nueva responsabilidad como profeta, éste manifestó: “¡Ah! ¡Ah, Señor
Jehová! He aquí, no sé hablar, porque
soy niño.”[3]
Esta no fue una respuesta que el Señor aprobara. Isaías se confesó inmundo de
labios[4] y
Saúl argumentó pertenecer a una tribu poco numerosa y de una familia pequeña.[5]
Jonás, antes de proferir palabra alguna, prefirió huir.[6]
Moisés, el gran legislador, intentó
con más de una excusa evitar el llamado divino. Primero expuso: “¿Quién soy yo
para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?”[7]
Luego probó con el siguiente argumento: “He aquí que ellos no me creerán (los hijos de Israel), ni oirán mi voz;
porque dirán: No te ha aparecido Jehová.”[8] Pero el Señor no abandonó su propósito y
continuó insistiendo hasta que se encontró con el siguiente pretexto de Moisés:
“¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú
hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.”[9]
Por último, Moisés le propuso a
Dios: "Por favor, Señor, envía a otro".[10]
La historia sagrada refiere que Dios se enojó con Moisés[11] y
le negó cualquier opción de evadir el cometido que estaba poniendo en sus
manos. Moisés no tuvo otra opción que ir y liberar al pueblo hebreo de la
esclavitud.
No sé cual es el pretexto que te
haga quedar mejor, pero una cosa si sé, que entre menos pretextos tengas,
mayores serán las bendiciones de Dios para ti. Así que la próxima vez que
recibas una invitación a colaborar en alguna de las diferentes tareas en la
predicación del evangelio, puedas contestar con la ayuda divina como lo hizo el
profeta Samuel cuando era niño: "Habla, que tu siervo oye".[12] O
como lo hizo el profeta Isaías en su juventud: “Heme aquí, envíame a mí”.[13]
Por Galdino Enríquez Antonio
Leer “Dios te puede llamar aún”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/10/dios-te-puede-llamar-aun.html
Leer “Dios llama a los jóvenes”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/dios-llama-los-jovenes.html
Leer “Dios llama a los niños a servirle”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/dios-llama-los-ninos-servirle.html
[1]
Jueces 6:15
[2]
Cometario de Jueces 6:15. Comentario Bíblico ASD t. II. Consultado en la
Biblioteca Electrónica: Fundamentos de Esperanza. APIA.
[3]
Jeremías 1:6
[4]
Isaías 6:5
[5] 1º
Samuel 9:21
[6]
Jonás 1:3
[7]
Éxodo 3:11
[8]
Éxodo 4:1
[9]
Éxodo 4:10
[10]
Éxodo 4:13
[11]
Éxodo 4:14
[12]
1º de Samuel 3:10
[13]
Isaías 6:8
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