viernes, 31 de octubre de 2025

Dios pelea por ustedes – L5 T4 2025

“Todos estos reyes y sus tierras tomó Josué de una vez, porque el Señor Dios de Israel peleaba por los israelitas” (Josué 10:42).

La lección de esta semana nos invita a reflexionar sobre un tema complejo, pero profundamente revelador: las guerras ordenadas por Dios en el Antiguo Testamento, particularmente la conquista de Canaán bajo Josué. A primera vista, estos relatos pueden parecer duros o difíciles de conciliar con la imagen de un Dios de amor. Sin embargo, al examinarlos a la luz del gran conflicto entre el bien y el mal, y del carácter justo y santo de Dios, comprendemos que no se trataba de guerras de ambición ni de conquista humana, sino de juicios divinos con un propósito redentor.

Dios había prometido a Abraham que su descendencia heredaría la tierra de Canaán, pero solo “cuando se completara la maldad de los amorreos” (Gén. 15:16). Durante siglos, el Señor mostró paciencia hacia los cananeos, dándoles oportunidades de arrepentirse. Sin embargo, las naciones de esa región persistieron en prácticas abominables como la idolatría, la prostitución ritual y el sacrificio de niños. La evidencia arqueológica confirma lo degradante de su religión. Cuando finalmente su iniquidad colmó la medida, Dios actuó no como un conquistador, sino como un juez justo que ejecuta sentencia después de una larga espera de misericordia.

El Señor, como Juez Supremo del universo, no tolera indefinidamente el pecado ni la opresión. Las guerras libradas por Israel, cuando Dios mismo las dirigía, no tenían por objetivo engrandecer la nación, sino eliminar el mal y restablecer la justicia. De hecho, cuando Israel se apartó de la voluntad divina, Dios permitió que sus enemigos prevalecieran contra ellos. Esto muestra que su justicia es imparcial: Él no tiene favoritos, sino que juzga con equidad y verdad.

El propósito original de la conquista no fue el exterminio, sino la desposesión. Dios quería expulsar a los cananeos y darles oportunidad de abandonar su idolatría. Solo aquellos que se resistieron obstinadamente al llamado divino fueron destruidos. Aun en medio del juicio, la gracia seguía disponible: ejemplos como Rahab, que fue salvada por su fe, demuestran que la misericordia de Dios siempre alcanza a quienes eligen confiar en Él.

El principio del libre albedrío también se destaca en esta lección. Dios nunca obliga; cada persona tiene la posibilidad de decidir entre la vida y la muerte, entre la obediencia y la rebelión. El término hebreo herem, traducido como “anatema” o “consagrado a destrucción”, simboliza la seriedad del pecado y las consecuencias de apartarse de Dios. Pero también resalta que nadie estaba predestinado: tanto los israelitas como los cananeos podían cambiar su destino a través de su respuesta al llamado divino.

Aun en medio de estas escenas de guerra, los profetas del Antiguo Testamento miraban hacia el futuro y hablaban de un tiempo de paz. Isaías, Miqueas y Oseas anunciaron la llegada del Mesías, el “Príncipe de Paz”, que establecería un reino de justicia donde ya no habría guerra ni destrucción. Jesús es la manifestación suprema de ese ideal: Él venció al mal no con violencia, sino con amor, mostrando que el verdadero poder de Dios se revela en la paz, no en la espada.

En última instancia, esta lección nos enseña que Dios pelea por nosotros, no con armas humanas, sino con la fuerza de su justicia, su verdad y su amor. Su paciencia tiene un límite, porque un Dios verdaderamente amoroso no puede permitir que el mal destruya indefinidamente a los inocentes.

Como seguidores de Cristo, somos llamados a confiar en que Él sigue luchando nuestras batallas espirituales y a reflejar su carácter justo y pacificador en nuestras relaciones con los demás. La guerra del cristiano hoy no es contra carne ni sangre, sino contra el mal espiritual; y nuestra victoria, como la de Josué, se asegura cuando dejamos que el Señor pelee por nosotros.

EXAMEN DE OPCIÓN MÚLTIPLE

1. ¿Cuál fue la razón principal por la que Dios ordenó la conquista de Canaán?
  • A) Ensanchar el territorio de Israel.
  • B) Mostrar su poder militar.
  • C) Ejecutar juicio contra la iniquidad de los cananeos.
  • D) Enseñar estrategia militar.
2. Según Génesis 15:16, ¿qué debía ocurrir antes de que los israelitas tomaran la tierra?
  • A) El faraón debía liberar a Israel.
  • B) Se completaría la iniquidad de los amorreos.
  • C) Josué debía ser ungido.
  • D) Los cananeos debían fortalecerse.
3. ¿Qué práctica abominable era común entre los cananeos?
  • A) Adorar a una sola deidad.
  • B) Sacrificar a sus hijos.
  • C) Guardar el sábado.
  • D) Comer pan sin levadura.
4. El papel de Dios como Juez significa que:
  • A) Tolera el pecado por amor.
  • B) Es parcial con su pueblo.
  • C) Ejecuta justicia y defiende a los inocentes.
  • D) Se mantiene indiferente al mal.
5. ¿Cuál era el objetivo final de las guerras ordenadas por Dios?
  • A) Glorificar a Israel.
  • B) Restablecer justicia y paz.
  • C) Destruir todas las naciones vecinas.
  • D) Expandir la religión israelita.
6. El término herem se refiere a:
  • A) Una ofrenda voluntaria.
  • B) Lo destinado completamente a Dios, incluso mediante destrucción.
  • C) Un tipo de pacto de paz.
  • D) Un sacrificio de animales limpios.
7. ¿Qué demuestra la historia de Rahab?
  • A) Que solo los israelitas podían salvarse.
  • B) Que la fe podía revertir un decreto de destrucción.
  • C) Que las mujeres no tenían voz en Israel.
  • D) Que Dios castigaba incluso a los arrepentidos.
8. ¿Cuál era el propósito original de Dios con los cananeos?
  • A) Exterminarlos sin misericordia.
  • B) Expulsarlos y darles oportunidad de arrepentimiento.
  • C) Someterlos como esclavos.
  • D) Destruir su agricultura.
9. Según los profetas, el futuro ideal de Dios es:
  • A) Un reinado de guerra justa.
  • B) Un dominio eterno de Israel.
  • C) Una era de paz bajo el Mesías.
  • D) Un reino dividido entre pueblos.
10. ¿Qué enseña esta lección sobre el carácter de Dios?
  • A) Es arbitrario e impredecible.
  • B) Combina paciencia, justicia y amor.
  • C) Solo busca castigar el mal.
  • D) Cambia según las circunstancias.
ESTUDIOS DE CASO

Caso 1

Un joven del grupo de estudio de los martes dijo:

“Si Dios es amor, ¿por qué no perdonó simplemente a los cananeos en lugar de destruirlos?”

Preguntas para debatir:

  • ¿Qué nos enseña este caso sobre el equilibrio entre justicia y misericordia?
  • ¿Cómo aplicamos esto cuando corregimos o juzgamos una situación injusta en la iglesia o en la familia?
  • ¿Qué diferencia hay entre castigo y consecuencia?

Caso 2

Una hermana comparte con su amiga del grupo pequeño lo siguiente:

“Estoy en un conflicto familiar y me siento tentada a responder con dureza, pero esta lección me habla de dejar que Dios pelee por mí.”

Preguntas para reflexionar:

  • ¿Qué significa, en la práctica, dejar que Dios pelee tus batallas?
  • ¿Cómo podemos reflejar al “Príncipe de Paz” en medio de los conflictos?
  • ¿Qué principios de esta lección pueden ayudarte a actuar con justicia y paz?

 

Deseamos que el estudio de esta semana nos ayude a conocer más del amor de Dios por la humanidad.

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