“Cinco de vosotros
perseguirán a cien, y cien de vosotros perseguirán a diez mil. Y vuestros
enemigos caerán a filo de espada ante vosotros.”
Levítico 26:8
Cuando
los espías enviados por Moisés a reconocer la tierra prometida volvieron, el
83.66 % de ellos, expusieron las pocas probabilidades que tenían para someter a
esa tierra de gigantes y de poderosos ejércitos. Únicamente el 16.34 % de los
espías pensaba que era posible conquistar aquellas tierras.[1]
¿Te imaginas si Moisés hubiera considerado estos datos para tomar la decisión
de volver a Egipto?
El
día que Jonatán y su paje de armas irrumpieron en una guarnición filistea, se
enfrentaron con al menos 20 soldados enemigos.[2]
Sus posibilidades matemáticas de éxito eran pocas. Pero si consideramos el caso
de Samgar que combatió a 600 soldados filisteos[3]
o a Sansón que enfrentó a 1,000 guerreros filisteos[4],
las probabilidades eran mucho menores. Cada uno de ellos levantó sus manos en
señal de victoria por el poder que Dios les confirió.
Leer: “Dios al control”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/10/dios-al-control.html
Al
presentarse David ante el rey Saúl para solicitar la aprobación de éste para el
enfrentamiento con el gigante, encontró cierta resistencia de parte del rey.[5]
Goliat
tenía 40 días de concentración; David había llegado de viaje hacía a penas unas
horas. El gigante había sido guerrero desde su mocedad; el pastorcillo nunca
había estado en un campo de batalla. La vestidura militar del filisteo no se
comparaba en nada al atuendo de un cuidador de ovejas. Goliat tenía un equipo
de seguridad bien entrenado; a David le dieron la espalda sus propios hermanos.
Qué decir de la fortaleza física del gigantón, su estatura y las numerosas
batallas de las que había salido airoso, en contraste con la diminuta figura
del jovenzuelo.
Saúl
no podía aprobar un enfrentamiento tan desigual. Pero la confianza de David en
el Capitán de los escuadrones de Israel, convencieron al monarca.
Leer “Sólo pretextos”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/10/solo-pretextos.html
Jesús
mismo hizo frente a las leyes matemáticas cuando alimentó a 5,000 hombres, sin
contar mujeres y niños, con tan solo 5 panes y 2 pececillos.[6]
Ese mismo Jesús invita a su pueblo a probarlo cuando hace un llamado a la
fidelidad sobre los diezmos a través del profeta Malaquías: “probadme en esto
—dice el Eterno Todopoderoso—, a ver si no os abro las ventanas del cielo, y
vacío sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”[7]
¿Qué
piensas hacer?
Por Galdino Enríquez Antonio
Leer “En busca de lo que se ha perdido”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/en-busca-de-lo-que-se-ha-perdido.html