“No obstante, atiende a la oración de
tu siervo, a su ruego, oh Eterno, Dios mío. Oye el clamor la oración con que tu
siervo ora ante ti.” 2º de Crónicas
6:19
Habitualmente se acompaña el acto de la oración con alguna postura
física, como juntar las palmas de las manos, o mostrar las manos abiertas;
abrir los brazos formando una cruz; mirar hacia el cielo, o bien bajar la
mirada u ocultar el rostro entre las manos; realizar movimientos en forma de
vaivén; y postrarse o humillarse
de algún modo, como arrodillarse o inclinarse.
Entre las religiones del mundo, no
existe una forma única para elevar oraciones. Por ejemplo, la oración musulmana requiere un ritual de posturas muy codificado, que incluye inclinarse
en dirección a la Meca, ciudad sagrada para ellos. También han diseñado las alfombras de oración (Alfombra de Baluch).
Leer “El
costo de la salvación”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/el-costo-de-la-salvacion.html
Así mismo encontramos los reclinatorios en el catolicismo para persignarse, mientras que los
judíos contemporáneos no se inclinan. Sin embargo, se inclinaban al recitar
rezos, y en la actualidad mantienen un ritual
de oración con vaivén frente al muro de las lamentaciones y los textos sagrados.
Los etíopes modernos tienen la costumbre de la
inclinación, probablemente debido a los judíos que emigraron a Etiopía en la
antigüedad. La inclinación etíope es
similar a la inclinación japonesa. Pueden entenderse como formas de oración budista la repetición de mantras
y el mero hecho de dar vueltas a un molinillo de oraciones.
Leer “Dejó
todo por ti”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/dejo-todo-por-ti.html
Veamos algunos ejemplos bíblicos sobre la
postura que asumieron sus protagonistas. Tenemos el caso de Josué el día en el
que se le presentó el príncipe del Ejército de Jehová. Ese día Josué se postró sobre su rostro en tierra y
se quitó el calzado de sus pies, para adorarle. [i]
Esdras tras escuchar las noticias no tan gratas que le trajeron desde Israel, rasgó
su vestido y su manto; incluso arrancó pelo de su cabeza y de su barba. Lo que
hizo fue sentarse extremadamente
angustiado hasta la hora del sacrificio. Llegada la hora del sacrificio por la tarde se postró de rodillas y
extendió sus manos a Dios.[ii]
Una serie de acontecimientos entorno a sus
posesiones y su familia hizo que Job buscara a Dios en oración. El registro
sagrado menciona que después de escuchar lo que sus siervos le dijeron se
levantó y rasgó su manto y rasuró su cabeza. Luego se postró en tierra y adoró.[iii] Lo que
significa que se arrodilló delante de
Dios reverentemente.
¿Cuál de estas posturas usas? En la próxima
entrega mostraremos otras posturas de oración que tuvieron otros personajes
bíblicos.
Leer
“Avanzando en la misma dirección”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/12/avanzando-en-la-misma-direccion.html