sábado, 23 de enero de 2016

¿Quién es una persona de éxito?

“¡Oh Eterno, sálvanos, te ruego! ¡Oh Eterno, danos éxito, te ruego!” 
Salmo 118:25

Continuando con las cualidades de una persona de éxito, tenemos en tercera instancia el ser ejemplo. Las personas exitosas se vuelven ejemplo para otras. Un deportista talentoso inspira a las nuevas generaciones. Así lo hicieron Michael Jordan y Edson Arantes do Nascimento (Pelé). Los personajes que siguieron sus ideales a favor de sus conciudadanos, hoy son figuras universales. Mahatma Gandhi y Martin Luther King son ejemplos para muchos luchadores pacíficos.

            El apóstol Pablo escribió acerca de la cualidad del ejemplo. En la primera carta a Timoteo le dice: “ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza”[1]. Es una de las mejores indicaciones que puede recibir un joven que se abre paso por la vida. Y ser ejemplo para otros es una tarea divina. Jesús mismo dijo: “ejemplo os he dado”. Pablo hace referencia a que lo sigan como ejemplo, pues él hizo de Cristo su ejemplo.
            El ser diligente va más allá de cumplir con las tareas correspondientes. Ser diligente supone ser presto, activo, hacendoso, dinámico. Es ir más allá de la primera milla. Conlleva ser puntual, eficiente, aplicado, servicial, atento. Por ello Salomón aconseja que “todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, a donde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría”[2].
            No está demás recordar el consejo de Pablo a los colosenses. “Todo lo que hagáis, les dijo, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres”[3]. Es esto radica el secreto de éxito. En que Dios es quien obra en nuestro favor. A nosotros nos atañe responderle con diligencia y buen ánimo.
            El más importante de las cualidades es la siguiente: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”[4]. No existe mejor etapa de la vida para hacerlo que en la juventud. Es el período en el que se ponen los fundamentos para una existencia triunfante y fructífera. Porque el Señor da la sabiduría. De él mana la vida. Si ya no eres tan joven en edad, bien puedes serlo de ánimo y de corazón joven.
            ¿Ya hiciste tuya la mejor de las cualidades? No esperes más, el Señor te dice: “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”[5]. Dios te bendiga.
Por: Galdino Enríquez Antonio



[1] 1ª Timoteo 4:12
[2] Eclesiastés 9:10
[3] Colosenses 3:23
[4] Eclesiastés 12:1
[5] Proverbios 23:26 

No hay comentarios:

Publicar un comentario