"Sentí
un vivo celo por el Eterno, Dios Todopoderoso, porque los israelitas han dejado
tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a tus profetas. Sólo yo he
quedado, y me buscan para quitarme la vida".1º de Reyes 19:10
Cuando volvió del templo la
mamá, resolvió a tener una charla con su hijo, graduado como doctor en
sociología de una de las más prestigiadas universidades de Inglaterra. Ambos se
sentaron a la mesa y su madre le preguntó por la Biblia que le había regalado
cuando partió a cumplir sus sueños universitarios.
-
Mamá,
la dejé donde vivo. Eso creo. Ha de estar en el librero.
-
¿Hace
cuánto tiempo que no buscas a Dios? ¿Cuándo dejaste de ir a la iglesia? ¿Qué te
hizo cambiar de parecer? – le preguntó la mujer.
-
Mira
mamá. Me dediqué a estudiar. Y los estudios nunca me permitieron ver a Dios.
Los hombres de ciencia nunca lo han visto. Es algo que solo existe en la mente
de la gente sin estudios. ¿Cómo crees que me veré en mi trabajo hablando de
Dios? Se van a reír de mí.
Todos los días de la semana
su madre lo buscaba para estudiar juntos la Biblia, pero él se negaba. Cada día
oraba a Dios pidiéndole encontrar luz para mostrarle a su hijo el error en el
que estaba incurriendo. A la siguiente semana su madre insistió en que lo
acompañara a la iglesia. Esta vez quien respondió con una negativa a la
invitación fue su nuera.
-
Dice
su hijo que si le muestra a Dios, él irá con usted al templo.
-
Dios
no se puede ver. Sólo se puede sentir. Y yo lo siento aquí adentro, en mi
corazón – respondió su madre.
-
Mamá,
si no me lo enseñas, si yo no lo veo, no me insistas ir contigo – repuso el
hijo desde el fondo de su habitación.
Esa noche el joven, ahora
señor, tuvo un fuerte dolor de muelas. Tanto era el sufrimiento que se despertó
dando gritos de dolor. Él sabía que su madre podría calmar el dolor con plantas
medicinales. Apresuró a su esposa a ir por ella.
Sin demora su madre llegó y
quiso saber el motivo de sus gritos y la urgencia con la que la había mandado
llamar.
-
Me
duele una muela – dijo articulando con dificultad las palabras.
-
A
ver – dijo la madre – abre la boca.
-
Mmm
no veo nada. ¿Cuál de las muelas es?
Existen objetos en la vida
que no las vemos, pero sabemos que existen, como la electricidad, el dolor, los
celos, el aire, el amor. Dios no es visible a los ojos humanos, pero sabemos
que existe porque lo sentimos.
Usted ha leído la segunda parte de esta historia, en los siguientes enlaces podrá leer la historia completa:
Primera Parte: leer “No se ve”, en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/no-se-ve.html
Tercera Parte: leer “¿Lo sientes?”, en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/lo-sientes.html
Por
Galdino Enríquez Antonio
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