“Eliseo
se volvió de en pos de Elías. Tomó un par de bueyes, y los mató. Con el arado
de los bueyes coció la carne, y la dio al pueblo que comiese. Después se levantó, fue tras Elías y le
servía.” 1º de Reyes 19:21
En la entrada anterior hablamos del
joven que era rico y que los escritores bíblicos no registran su nombre. Pero
bien podrías darle el nombre que gustes, es una historia que puede pertenecer a
cualquiera que ame las cosas materiales. El joven rico de esta entrega, la
Biblia registra su nombre: Eliseo.
Para que te des cuenta de la
magnitud de sus riquezas, analiza lo que el escritor bíblico apuntó de él:
“araba con doce yuntas delante de sí, y él estaba con la duodécima.”[1]
¿Qué extensión tenían sus tierras cultivables para tener que ararlos con doce
yuntas? ¿Cuán enorme era la troja para guardar las cosechas o el forraje del
ganado? ¿Solamente eran once sus criados? No lo dice la Biblia, pero imagínese
las respuestas.
Leer:
“El joven rico”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/el-joven-rico.html
Sin embargo, no dudó ni un momento
en seguir al profeta Elías que lo invitó. No para hacer negocios, ni obtener
más riquezas, sino para convertirse en un simple servidor. Pero antes de seguir
al profeta de Dios, decidió despedirse con un festín.
Mató un par de bueyes, los cocinó
con la leña del arado e invitó a los habitantes de su pueblo para darles la
noticia. Me imagino a Eliseo llamando la atención a los asistentes al banquete
y compartir su alegría de convertirse en siervo de Elías.
Leer:
“En busca de lo que se ha perdido”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/en-busca-de-lo-que-se-ha-perdido.html
Muchos no lo entendieron, es probable que
alguien lo increpara diciéndole: “¿No sabes que Elías es un prófugo de la
justicia? El ejército real lo busca por el asesinato de 850 profetas de Baal…
además, se cree que cohabitó con una viuda allá en Sarepta…” Y muchas otras
cosas, como dejar la comodidad del hogar, un trabajo exitoso o un futuro sin
contratiempos.
En fin, lo que quiero resaltar es que, a
diferencia del joven rico del Nuevo Testamento, que se fue triste, Eliseo hizo
fiesta para festejar su incursión en el ministerio al servicio del Dios vivo. Hoy
te encuentras leyendo estas líneas, ¿cómo te sientes al servicio de Dios?
¿Trieste o contento? ¿Alegre o desanimado?
Espero que compartas la alegría de Eliseo y
no la tristeza del joven rico, que prefería las riquezas materiales, que el
seguir a Jesús.
Por Galdino Enríquez Antonio
muy bueno Profe Galdino, muy buena refleccion (y) , solo queda de nosotros analizar que actitud tomaremos; la del Joven rico que rechaza a Jesus y prefiere a sus riquezas o la ctitud de Eliseo, que en lugar de estar triste hace un Festin.........
ResponderEliminarsolo queda de nosotros.