“Oh Eterno, de mañana oirás mi
voz, de mañana me presentaré ante ti, y esperaré.” Salmo 5:3
A
lo largo de las historias narradas en la Biblia, encontramos relatos que cuentan
sobre la liberación del pueblo de Dios de la mano de los enemigos. Dios dispuso
para esos momentos difíciles instrumentos o “armas” en las manos de sus siervos
para que lideran al pueblo de Israel.
Así,
encontramos a Samgar haciendo uso de un instrumento de trabajo para defender
los intereses israelitas. El “arma” que usó fue una aguijada de buey[1];
una especie de lanza de madera con cabeza metálica afilada, que se usaba para
punzar a los bueyes que avanzaban lento durante el jornal. Con este instrumento
enfrentó a seiscientos filisteos y los venció.
Sansón
echó mano de una quijada de asno
para hacer frente a mil hombres y los mató.[2]
Durante dieciocho años, el pueblo de Israel sirvió a Eglón, rey de Moab. Para
liberarlos, Dios dirigió a un hombre zurdo, que preparó un puñal de dos filos[3].
Con dicho puñal, Aod dio muerte al rey moabita y libertó al pueblo de Israel de
la servidumbre.
Tras
la muerte de Aod, Jabín reinó Canaán y sometió a Israel en servidumbre. Dios
envió un mensaje de liberación a Débora para Barac. Tras el enfrentamiento
entre ambos ejércitos, Sísara, jefe del ejército de Jabín, huyó para salvar su
vida. Encontró en el camino una tienda donde se escondió. Jael lo recibió con
un vaso de leche y lo ocultó en la tienda. Mientras Sísara dormía, Jael tomó
una estaca de la tienda y un mazo y le hincó la estaca por
la sien y lo clavó en tierra[4].
Y
así, a lo largo del relato bíblico, encontramos
a Dios liberando a su pueblo de la opresión enemiga con instrumentos cotidianos.
Moisés usó una vara de pastor de
ovejas para dirigir a Israel a la tierra prometida. Gedeón empleó ollas de barro con teas encendidas.
David una onda lanza piedras
para enfrentar al gigante Goliat.
Pero
el relato que se encuentra en Josué 6, narra el instrumento que Dios usó: la voz humana. En un momento dado,
en la toma de Jericó, el pueblo tenía que gritar. Cuando en pueblo obedeció la
orden, las murallas de Jericó cayeron sin la necesidad de provocarle algún daño
a los cimientos o usar catapultas.
Hoy
en día no necesitamos puñales, estacas, gritos, aguijadas, quijadas u otros
instrumentos. Hoy, para hacer frente a nuestros enemigos, a las tentaciones, a
los peligros de la vida, nuestro
instrumento es la oración. No necesitas llevar contigo algo, sólo el deseo
y la necesidad de estar comunicado con Dios.
¿Usarás
tu instrumento de liberación hoy?
Por Galdino Enríquez
Antonio
Leer “El otro joven
rico”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/el-otro-joven-rico.html
Leer “El joven rico”,
en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/el-joven-rico.html
Leer “En busca de lo
que se ha perdido”, en: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/en-busca-de-lo-que-se-ha-perdido.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario