“El que no escatimó ni a su propio
Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él
todas las cosas?”
Romanos 8: 32
La primera parte del relato se encuentra en “Dejó todo por ti"; dar clip en la siguiente dirección: http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/dejo-todo-por-ti.html
Al ver la pobre madre a Joaquín, prácticamente bañado en sangre, pensó lo peor. Le aplicó un torniquete para evitar, que al bajar la mano, se desangrara; le cambio también la playera que portaba, por una limpia. Sin tardarse un momento más, abordaron un taxi que los llevó a la clínica más cercana. El médico descubrió que ninguna arteria había sido alcanzada, ni tampoco tendón alguno. Tras ser anestesiado, las puntadas fueron cerrando poco a poco la aparatosa herida.
Al momento de cubrir los gastos
médicos, los ojos de su madre se agrandaron y en una expresión de asombro
susurró: “¡Toda la venta de esta mañana!” Joaquín no recibió regaño alguno, ni
reproches y tampoco jalón de orejas. Sin decir palabra, volvieron a casa ese
día. En el camino su madre lo abrazó mientras una lágrima se deslizaba por su
mejilla izquierda.
Hoy,
cuando Joaquín mira la cicatriz en su mano derecha, no mira únicamente un
recuerdo, ve el gran amor de una madre por un hijo. Contempla, que para una
madre, no existe precio alguno para lograr el bienestar de los hijos. Joaquín
se siente orgulloso de la madre que tiene.
Cuando
el mundo fue envuelto por el pecado, la noticia recorrió todos los rincones del
universo. Nadie le daba crédito a lo que estaba sucediendo. Sin tardarse mucho,
Dios vino en busca del ser humano para hacerle saber que su rescate era una
prioridad para la Trinidad. Le comunicó al hombre el plan de redención previsto
desde antes de la fundación del mundo.
Cuando miro el calvario y observo el
sacrificio de Dios por la raza humana, contemplo el precio que no le importó
pagar para salvarla. No escatimó el gasto, ni siquiera la vida de su propio
hijo por el rescate de muchos, entre los cuales estás tú y estoy yo. Cuando
contemplas la cruz de Cristo, ¿qué observas? ¿Miras la muerte de un buen hombre
o el gran amor de Dios por ti y por la humanidad?
El apóstol Juan puntualizó la acción
divina de la siguiente semana: "Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a
su Hijo único, para que todo el que crea en él, no perezca, sino tenga vida
eterna.”[1]
El apóstol Pablo resalta que Dios “no escatimó ni a su propio Hijo sino que lo
entregó por todos nosotros”[2].
¿No te parece maravilloso? Que nunca
se te olvide que Cristo Jesús dio su vida por ti, el precio más caro que se
haya pagado por un rescate.
Dios
te bendiga.
Por Galdino Enríquez Antonio