“Entonces
dijo Moisés al Eterno: "Señor, yo nunca he sido hombre de fácil palabra,
ni antes ni aun desde que tú hablas a tu siervo, porque soy tardo de habla y
torpe de lengua.” Éxodo 4:10
La lengua es un músculo pequeño, que
“sirve para gustación, para deglutir y para modular los sonidos que les son
propios”[1].
Estas son sus tres tareas principales. La lengua nos permite disfrutar de
sabores mil. Es responsable de empujar los alimentos contra los dientes y de
llevarlos hacia la faringe.[2]
Para mantenerlo sano y fuerte, es
importante darle el cuidado apropiado. “Para
una correcta higiene en la lengua, se puede limpiar frotándola con suavidad
hacia delante usando el cepillo de dientes, sin olvidarnos de las zonas
posteriores donde más se acumulan las bacterias, o bien utilizando herramientas
específicas como un limpiador lingual.”[3]
Se estima que alrededor de 300 microorganismos visitan muestra cavidad bucal.
Otros
cuidados que debemos tener con nuestra lengua, son los siguientes:
1.- Los alimentos no deben ser
excesivamente calientes o fríos en extremo. Estos pueden lastimar las membranas
de la lengua.
2.- Colocar objetos en la lengua, como
los pendientes, suelen dañarla.
3.- Se debe prevenir el consumo de
alimentos irritantes: condimentados, ácidos o picantes.
4.- Es importante evitar los golpes o
las mordidas. Una cortada siempre es aparatosa. 5.- Fumar propicia la pérdida de
sensibilidad de las papilas gustativas.
Junto con los labios, los dientes y el paladar
duro, la lengua contribuye a la articulación de palabras y sonidos. Nos permite
cantar, hablar, gritar y tararear. Es una bendición cuando emite voces de paz y
sonidos armónicos. Escuchar de ella un poema de amor o un canto a la alegría
nos inspira. Con ella podemos comunicarnos con Dios, alabar su nombre y
bendecirlo.
Sin embargo, el pecado ha hecho que
el hombre distorsione esta noble tarea. Su uso se ha desviado muchas veces a
decir mentiras, adular y dar a entender lo contrario de lo que se siente. El
salmista registro esta situación con las siguientes palabras: “Habla mentira
cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de
corazón.”[4]
¿Qué uso le das a tu lengua?